Una educación que evangeliza

Una educación que evangeliza

La escuela es hoy uno de los principales areópagos de la misión evangelizadora de la Iglesia desde el diálogo con las culturas y con las nuevas generaciones. Fieles a nuestra misión docente- pastoral nuestros Centros están orientados radicalmente hacia la genuina liberación que abre al hombre a la plena participación en el misterio de Cristo quien ofrece un modelo de humanización, desde el cual consigue la verdadera y auténtica liberación . Abierta a la trascendencia: " Frente a todo intento dualista de entender la trascendencia como oposición a la realidad del hombre, formamos a nuestros alumnos para que puedan vivir según el Espíritu, y aprendan a trascender hasta alcanzar las posibilidades últimas de la existencia. " Implica educar en el valor de la vida, es decir, en el conocimiento del significado más profundo de la existencia humana. 

Educar para la esperanza, para la utopía, abrir la persona del alumno al Reino de Dios, ponerle en el umbral de la fe, en el seguimiento de Jesús, prepararle para ser hombre nuevo comprometido con el presente. Que anuncia explícitamente el mensaje de Jesús; nuestros Centros anuncian explícitamente el mensaje de Jesús, Divino Maestro, muerto y Resucitado que lleva a la comunión filial con el Padre y a la comunión fraterna y solidaria con todos los hombres nuestros hermanos, procurando que este mensaje dé vida a las relaciones entre sus miembros y configure un ambiente educativo en el que a la luz de la Palabra de Dios, se renueven y transformen los criterios, los valores determinantes, puntos de interés, las fuentes inspiradoras e impregne todos sus elementos . 

Educación Religiosa: " La educación integral, al buscar la realización total del hombre, exige necesariamente la educación religiosa como algo fundamental. La enseñanza religiosa escolar requiere un estudio sistemático para despertar la formación de la fe y su compromiso de vida. " Desde esta visión integradora de la fe, los Centros Divino Maestro introducen en su currículo la educación religiosa escolar, para que el alumno conozca los contenidos y valores del Evangelio y viva en fidelidad a los mismos. Se favorece una actitud crítica y comprometida en el planteamiento "razón y fe" , teniendo en cuenta la necesidad de un acompañamiento personal y un proceso orgánico y sistemático que genere una verdadera formación cristiana capaz de: Anunciar que Jesucristo, es el Evangelio del Padre, la Buena Noticia dirigida a los hombres. Hacia El convergen todos los caminos de la historia, es el Señor de los tiempos. 

Suscitar un encuentro auténtico con Jesús, Divino Maestro que les lleve a la transformación de la vida, y se exprese en el testimonio personal y social. Que la formación en la oración se convierta de alguna manera en un punto determinante de toda programación pastoral . Afianzar el amor y devoción a la Madre Inmaculada, como mujer que vivió a plenitud los planes de Dios al servicio del Reino de su Hijo. Celebrar la vida de fe en el seno de la comunidad cristiana. Es preciso insistir en la participación litúrgica, en la vivencia de los sacramentos como necesidad de vida cristiana verdaderamente consciente y coherente. Consolidar y profundizar la Palabra de Dios, para que se convierta en un encuentro vital que interpela, orienta y modela la persona. 

Fomentar la participación de otras alternativas de formación: retiros, grupos de oración y de manera privilegiada en los Grupos Divino Maestro, como medios de crecimiento en la fe, desde un proceso de maduración progresiva y compromiso apostólico orientado hacia una opción de vida. Motivar hacia el compromiso evangelizador de solidaridad y servicio, que integre las inquietudes, responsabilidades e iniciativas pastorales y misioneras en la comunidad cristiana. Evangelizar la religiosidad popular, costumbres, tradiciones, compartir angustias y esperanzas, recuperar el sentido de fiesta y celebración. No se trata de una formación religiosa abstracta, sino que se hace concreta y personal . Consideramos la formación religiosa como un proceso educativo, en el que el alumno se dispone a entrar en comunión con la realidad trascendente, como fin último de su existencia, el Dios de la revelación histórica, Jesucristo, con el que podemos mantener una relación personal, viva y actual, que nos hace a la vez hombres cristianos comprometidos apostólicamente en la sociedad y en la iglesia. Encontrar a Cristo vivo es aceptar su amor primero, optar por El, adherirse libremente a su persona y a su proyecto que es el anuncio y la realización del Reino de Dios en solidaridad con los más débiles. 

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